«Tantas vidas por vivir… Y solo una vida para vivirlas todas».

Me llamo Adriana Pichardo y el arte es mi vocación. Si tuviera cuatro vidas, me habría dedicado también a la literatura, la danza y la pintura; pero solo tengo una y me decanté por la mayor de mis pasiones: la música.

Nací en Cuba y empecé a estudiar en el Conservatorio de La Habana a los siete años. Me gradué en la Escuela Nacional de Artes como profesora de piano, pianista acompañante e instrumentista con María Dolores Novas Sust. Sentí y aprendí de la música popular de mi país de origen trabajando durante años como vocalista y pianista de orquesta, para mudarme a España al cumplir los veintiuno.

Mientras convalidaba mis estudios musicales trabajé en hostelería. En 2010 me instalo en Asturias y comienzo a trabajar como profesora de música y coterapeuta en distintos colectivos y centros como las fundaciones Magistralia y Masaveu o la Escuela de Música Tempo.

A partir de 2014, descubrí la metodología de Edwin Gordon al estudiar, en mi empeño por ejercer como profesora, las Corrientes Pedagógicas del siglo XXI. Nadie espera de un niño o una niña que aprenda a leer o escribir antes que a hablar: primero hay que conectar con el lenguaje, entenderlo. Con el lenguaje musical sucede igual: entender y conectar con la música, con el ritmo y el compás, antes de aprender a leer partituras. Eso es lo que enseña la metodología Gordon, y lo hace siempre desde el respeto hacia quien está, todavía, aprendiendo, como lo estuvimos todos alguna vez.

Gracias a Paola Anselmi y «Musica in Culla» empecé a trabajar con bebés y niños de hasta cinco años, en 2018 me especialicé en metodología Gordon aplicada al piano con Marisa Pérez, directora del IGEME: «Primero el niño, después la música, finalmente el piano y la partitura».

En 2019 obtuve el Título Superior de Música en Pedagogía por el Conservatorio Superior de Música en Oviedo y, por fin, en 2021 abro mi propio centro de estudios en Oviedo, donde puedo enseñar música como siento que ha de hacerse: de manera integral, desde la alegría, la pasión y el entusiasmo, con el niño y la niña como centro. Aprender es descubrir, y descubrirse es un proceso constante para quien está dispuesto observar lo que el mundo le ofrece.
Como decía al principio: de todas las vidas que pude elegir, elegí la música. Y es un privilegio poder compartirla.